A nadie se culpe de mi muerte
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El suicidio, estudiado en las ciudades de Santiago y San Felipe, entre 1920 y 1940, es la aproximación metodológica que la autora ha fijado a partir de ciertos conceptos clave. Primero, un tiempo determinado y dos contextos culturales: la ciudad de Santiago, la más desarrollada en el país para la época en estudio; y San Felipe, una ciudad semiurbana, con una estructura económica más bien rural y culturalmente más tradicional que la capital. Quien se mataba era pecador, cobarde e incluso criminal. Como se señala, las consecuencias radicales de “no ser más”, que nos sumergen en la inefabilidad de la existencia personal, es posible pesquisarlas en el entorno y en el propio sujeto suicida que se representó a sí mismo al narrar, de forma escrita u oral, su determinación.
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