Días después de la tragedia en el norte, se ha repetido la inevitable comparación con lo que pasó en Antuco. Pero las 45 muertes de 2005 se debieron a la orden negligente de marchar y la tormenta anunciada que sorprendió al grupo. En el viento blanco, la situación se salió de control; en tanto, la marcha en el norte nunca estuvo fuera de control.
El académico e historiador Leith Passmore recientemente publica su columna de opinión para el diario El desconcierto. En ella reflexiona sobre las prácticas habituales respecto del tipo de entrenamiento del servicio militar en Chile y cómo a través de su historia podemos evidenciar que la violencia física y sicológica son el cotidiano, además de la improvisación.
En el proceso de investigación para escribir el libro “Las guerras dentro de los cuarteles” (2023 ediciones UAH), «revisé cientos de testimonios escritos de ex-conscriptos y, entre 2012 y 2015, realicé entrevistas a lo largo de Chile. Muchos ex-reclutas describen entrenamientos que involucraban violencia física, castigos arbitrarios e insultos homofóbicos y sexistas. La lógica de resistencia física, mental y emocional tiene sus raíces en las hazañas de los héroes del siglo XIX y el mito de la raza chilena indómita, pero también es consistente con el pensamiento militar occidental del siglo XX sobre el realismo, la supervivencia, la desensibilización a las emociones de la guerra y la inoculación al abuso que soldados recibirían en manos del enemigo».
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